Un nuevo orden mundial

Una mujer francesa mendiga con su hijo en el metro de París (Fuente:gettyimages.com)

 Podría decirse que éste nuevo año marca el principio de una nueva era para la economía mundial. Ya mencioné en entradas anteriores como el mercado económico se está revirtiendo radicalmente convirtiendo a los occidentales en los harapientos del mundo mientras los demás países emergen de sus cenizas para hacerse con las riendas económicas del planeta. 

   En este artículo de The Economist se desmiente el mito del incierto futuro que le espera a la Generación Z, haciendo hincapié en que el 75 por ciento de esa población vive en países emergentes tales como Indonesia, Kenia, o India y por lo tanto son ellos los que ven como su economía local mejora cada vez más y más, así como su salud y bienestar motivados por una mejor formación que la de sus padres impulsada por el acceso cada vez más generalizado a internet en esos países. 

   Entretanto, como si de un mundo paralelo se tratara, en el maltratado Occidente, asolado por crisis y gobiernos ultraderechistas que no trabajan para la población de a pie, las cosas son diametralmente opuestas. En España, así como en el resto de países de su zona de influencia, tener un hijo es significado de un sistemático empobrecimiento, y más calamidades que producen que en toda Europa y Estados Unidos 134 millones de personas (jóvenes en su mayoría) vivan en la actualidad en un absoluto infierno económico que les impide así llevar una vida digna, comer, y permitirse lo más básico para una vida actual como es el acceso a internet o a la electricidad. 

  De esta manera, cada vez se hace más patente un futuro en el que la raza blanca será deshumanizada y convertida en mano de obra barata. Millones de europeos y estadounidenses saldrán en bandadas huyendo de la miseria occidental hacia Asia, Latinoamérica, y África donde en la mayor parte de los casos trabajarán en trabajos mal pagados bajo condiciones casi esclavas con el fin de enviar la mitad de su sueldo a su escuálida familia de Occidente. Me pregunto cómo van a hacer frente a esta nueva tendencia migratoria los gobiernos asiáticos, latinoamericanos, y africanos.