Un safari humano

 

Turistas chinos en Madrid (Fuente: eldiario.es )

Ha llegado el mes de agosto, y como no, las calles de Madrid se infestan cada vez más y más de turistas. Al transitar por las zonas céntricas de la ciudad se cruzan conmigo los cuerpos de colombianos, peruanos, polacos, y hasta israelíes y de otros lugares extraños que acuden a visitar la capital de España con la intención de desconectar de sus estresantes vidas en sus tierras de origen y empaparse de todo lo ofrecido por Isabel Díaz Ayuso, quién promociona los aspectos más "positivos" de mi amada ciudad, aunque eso sí solamente asequibles para bolsillos extranjeros repletos de pesos, soles, zlotys, y demás divisas que, transformadas en euros, llegan antes a la caja fuerte de los mandamases que a las apuradas cuentas corrientes del asfixiado pueblo madrileño. 

  En efecto, los visitantes encuentran en mi ciudad natal ese ocio exclusivo que en teoría se les ofrece, pero también quedan impactados tanto para bien como para mal por el exotismo que encuentran a cada paso, y esque en la sociedad española actual, y especialmente en la Comunidad de Madrid, la norma cada vez más generalizada consiste en ser un Cayetano ultraconservador o malvivir en la indigencia más extrema. De este modo la población local queda reducida a simples animales de zoológico cuyo objetivo es ser observados con admiración e impacto y si hay suerte conseguir un metafórico "cacahuete" por parte de los anonadados visitantes. Es así como una visita turística a una ciudad se convierte además en un evidente safari humano en el que también la miseria del Madrid actual forma parte del espectáculo que encuentran allí los turistas. Cada vez más, nos convertimos en un país de camareros y pedigüeños, el "Egipto europeo" concretamente.