España, la Tailandia europea

 
Turismo sexual 


 Ya es de sobra conocida la estrategia de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, de vender la ciudad a inversores y empresarios latinoamericanos fomentando así un tipo de colonialismo actual que ningunea a la sociedad autóctona. Igualmente más ciudades españolas como Tenerife se están convirtiendo en una meca para los nómadas digitales extranjeros que se dirigen cual plaga a esas poblaciones con el objetivo de una vida menos estresante que la de sus países de origen. 

  Entretanto, ha llegado a mí este artículo donde se expresa una parte importante de la triste realidad de la sociedad ESPAÑOLA; la prostitución y la trata de blancas o la esclavitud moderna, cuyos casos se repiten día tras día al margen de las buenas cifras de turismo e inversión extranjera. Y esto es un importante caldo de cultivo para que acabemos convertidos en un auténtico país colonial y bananero donde el bienestar de los extranjeros que viven sin necesidad de trabajar prima mucho más que el de los nativos, convertidos en esclavos de una civilización más poderosa en contra de su voluntad. 

  Podría decirse que Madrid no solo se convierte día tras día en el nuevo Miami, sino que más bien se está transformando en una especie de Hong Kong o Nueva Delhi del siglo XXI; en la sociedad madrileña aparecen actualmente estampas que bien podrían equipararse a las de los dominios del Imperio Británico a finales del siglo XIX y a principios del XX, cuando los ricachones ingleses cambiaban las concurridas y estresantes calles de Londres por esas propiedades que su estado había adquirido en lugares tan lejanos como la India o el Sudeste Asiático para desplazarse en tuk tuks conducidos por enclenques y sudorosos nativos a costa de los cuales se reían con hipocresía como si se trataran de animales exóticos, y no de seres humanos explotados por una sociedad más avanzada y próspera. Es evidente la gran similitud de esa situación con las hordas de turistas extranjeros llenando el centro de Madrid y entretanto la Cañada Real a oscuras de forma permanente.

  De este modo, igualmente mi país cada vez se asemeja más a la Tailandia de hace unos veinte años, cuando esa nación del Sudeste Asiático no tenía absolutamente nada que ver con el próspero y tecnológico lugar que es hoy día. Un país donde las mujeres jóvenes, incluso menores, se prostituyen cada día para sobrevivir y sentirse mejores personas. De seguir así, en unos años es muy probable que ese turismo sin el que no podemos sobrevivir se convierta en turismo sexual de la peor calaña. España entonces será un país exclusivamente para divertirse, un Las Vegas  a lo bestia donde se darán cita pedófilos de todo el mundo para tener sexo con menores españolas flacuchas por las que pagarán precios extraordinariamente bajos que normalmente irán para la cuenta corriente de los proxenetas antes que ayudar a las económicamente apuradas familias de las desnutridas jóvenes. 

  Llegados a este punto solo podemos preguntarnos ¿Cuando llegará la independencia? ¿En qué momento los españoles nos sentiremos seres humanos de verdad?

   

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